Sor Teresa, hermana de la Caridad que ha dedicado más de la mitad de su vida a los inmigrantes españoles que viven en Londres, recibió hoy un emotivo homenaje en agradecimiento a los más de 50 años de entrega y dedicación a los necesitados.
La vida de los inmigrantes españoles en el Reino Unido no era nada fácil cuando Alicia Jimeno Martínez, apodada sor Teresa por las hermanas inglesas de su congregación, llegó a Liverpool en 1964.
Tal y como ella misma relata, "en aquella época no había conciertos migratorios con el Reino Unido, los españoles llegaban prácticamente de forma ilegal, no sabían hablar inglés y muchos ni siquiera sabían leer y escribir en español, pero eran gente muy trabajadora y honrada a la que yo ayudé con gran alegría".
Un año después de su llegada a Liverpool, en 1965, sor Teresa se trasladó a Londres, ciudad que ha sido testigo de su importante labor en apoyo a inmigrantes en situación de exclusión social, como mayores hospitalizados y personas encarceladas.
Uno de los motivos por los que su labor será más recordada es por la ayuda que prestó a las madres solteras españolas a las que en el Londres de los años 60 y 70 acogió en la "Casa de Nuestra Señora de Belén", que posteriormente ampliaría sus funciones como guardería.
"Cuando encontraban trabajo, como internas en alguna casa, estas madres solteras se llevaban allí a sus hijos y su labor era tan impecable que el niño acababa creciendo allí como uno más de la familia", relata sor Teresa.
Ayudar a los trabajadores con los trámites burocráticos para legalizar su situación, dar clases de castellano a los niños de raíces españoles que se criaron sin conocer España e impartir catequesis han sido otras de las muchas labores de esta incansable trabajadora, que también ha prestado sus servicios en Madrid y París en distintas etapas de su vida.
A sus 84 años y por cuestiones de salud se despide de la capital británica "con pena, pero con la alegría" de llevarse "muchísimo cariño", para trasladarse a Madrid, donde le espera aún una tarea muy importante: "rezar mucho" por todos a los que deja atrás.
Sabe que todavía queda mucho por hacer, que los inmigrantes españoles en Londres aún tienen muchas necesidades "físicas y humanas", porque muchos de ellos siguen sin hablar inglés.
"Son muy mayores, están en un hospital y no saben pedirle esto o lo otro a la enfermera. Se crea una situación de soledad que puede llegar a una saturación patológica", comenta con tristeza.
Sin embargo, lugares como el Centro de Mayores Miguel de Cervantes de Londres, donde hoy se celebró el homenaje, tratarán de seguir la labor y ejemplo de sor Teresa.
El embajador de España en el Reino Unido, Carles Casajuana, agradeció a la religiosa su "dedicación exclusiva, al cien por cien" a niños, personas mayores y enfermos mentales, "a los que llenó de alegría y consiguió que sus vidas fueran, tal y como a ella le gusta decir, una fiesta".
La vida de los inmigrantes españoles en el Reino Unido no era nada fácil cuando Alicia Jimeno Martínez, apodada sor Teresa por las hermanas inglesas de su congregación, llegó a Liverpool en 1964.
Tal y como ella misma relata, "en aquella época no había conciertos migratorios con el Reino Unido, los españoles llegaban prácticamente de forma ilegal, no sabían hablar inglés y muchos ni siquiera sabían leer y escribir en español, pero eran gente muy trabajadora y honrada a la que yo ayudé con gran alegría".
Un año después de su llegada a Liverpool, en 1965, sor Teresa se trasladó a Londres, ciudad que ha sido testigo de su importante labor en apoyo a inmigrantes en situación de exclusión social, como mayores hospitalizados y personas encarceladas.
Uno de los motivos por los que su labor será más recordada es por la ayuda que prestó a las madres solteras españolas a las que en el Londres de los años 60 y 70 acogió en la "Casa de Nuestra Señora de Belén", que posteriormente ampliaría sus funciones como guardería.
"Cuando encontraban trabajo, como internas en alguna casa, estas madres solteras se llevaban allí a sus hijos y su labor era tan impecable que el niño acababa creciendo allí como uno más de la familia", relata sor Teresa.
Ayudar a los trabajadores con los trámites burocráticos para legalizar su situación, dar clases de castellano a los niños de raíces españoles que se criaron sin conocer España e impartir catequesis han sido otras de las muchas labores de esta incansable trabajadora, que también ha prestado sus servicios en Madrid y París en distintas etapas de su vida.
A sus 84 años y por cuestiones de salud se despide de la capital británica "con pena, pero con la alegría" de llevarse "muchísimo cariño", para trasladarse a Madrid, donde le espera aún una tarea muy importante: "rezar mucho" por todos a los que deja atrás.
Sabe que todavía queda mucho por hacer, que los inmigrantes españoles en Londres aún tienen muchas necesidades "físicas y humanas", porque muchos de ellos siguen sin hablar inglés.
"Son muy mayores, están en un hospital y no saben pedirle esto o lo otro a la enfermera. Se crea una situación de soledad que puede llegar a una saturación patológica", comenta con tristeza.
Sin embargo, lugares como el Centro de Mayores Miguel de Cervantes de Londres, donde hoy se celebró el homenaje, tratarán de seguir la labor y ejemplo de sor Teresa.
El embajador de España en el Reino Unido, Carles Casajuana, agradeció a la religiosa su "dedicación exclusiva, al cien por cien" a niños, personas mayores y enfermos mentales, "a los que llenó de alegría y consiguió que sus vidas fueran, tal y como a ella le gusta decir, una fiesta".
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