sábado, 2 de octubre de 2010

Carlos Saura: "Hay un tipo de cine más intimista que ya no se puede hacer"

El cineasta español Carlos Saura, que visita estos días Londres para presentar en el Reino Unido Io, Don Giovanni, lamentó que en el panorama cinematográfico actual "ya no se pueden hacer películas intimistas, con un lado secreto" como las que caracterizan gran parte de su filmografía.

"El cine está regular, pero no solo en España, en todo el mundo. No falta gente con talento, buenos directores y guionistas, pero el problema está en la distribución", explicó Saura poco antes de presentar ante el público británico su visión de la ópera de Mozart Don Giovanni.

Según el director de cintas claves de la historia del cine español como Cría Cuervos (1975) y ¡Ay, Carmela! (1990), la digitalización y el fácil acceso a cámaras y material de grabación "permiten que cualquier joven con talento pueda hacer una magnífica película, pero es muy difícil dar salida a eso. El mercado está muy complicado".

La televisión, las series y los DVD's propician, según el cineasta, que la gente prefiera quedarse en casa en lugar de ir al cine, lo que lleva a que los productores "no den la oportunidad de hacer historias contadas desde una perspectiva más íntima, que igual funcionarían, pero que se niegan a hacer".

No le gusta volver a ver antiguos trabajos, pero por una de sus historias más íntimas, Elisa, vida mía (1997) haría una excepción. "Me encantaría poder hacer una segunda parte", confesó Saura, que ya volvió sobre esa película cuando en el año 2004 presentó una novela "para explicar qué había pasado con algunos de los personajes y dejar más claros algunos puntos de la historia".

Pese a todo, Saura se siente "muy afortunado" ya que, con más de 40 cintas a sus espaldas, siempre ha hecho "solo aquello que quería hacer".

"Hay trabajos muy penosos y hacer cine es un trabajo placentero", declaró el cineasta, que afirma que los rodajes nunca le han dado demasiados quebraderos de cabeza porque empezó a dirigir películas "en una época con muy pocos materiales, donde había que economizar y aprender a improvisar".

En los años de sus comienzos, cuando revolucionó el cine y retó a la censura con Los golfos (1959), las limitaciones técnicas marcaron su estilo de hacer y se acostumbró a rodar con pocos planos, algo que aún suele caracterizar sus películas.

La Transición hizo que el tono político y de crítica social de sus primeros trabajos fuera desapareciendo, "porque ya no hacía tanta falta hablar de ello", aunque Saura afirma que nunca quiso poner la política en el "primer plano" de sus obras, sino "más bien como una metáfora".

Para Saura, lo esencial al elegir tema a la hora de rodar es "hablar de lo que se conoce", por eso la música, otra de sus grandes pasiones junto al cine y la fotografía, acapara desde hace años parte de su filmografía.

El London Spanish Film Festival proyecta estos días Io, Don Giovanni, una cinta que tiene a la ópera como protagonista, y en unas semanas, Shanghái acogerá el estreno en China de Flamenco, flamenco, donde Saura ha vuelto a decantarse por el género musical.

"Me gusta la música, la ópera, porque no tiene nada que ver con el cine. Todo lo que me interesa, la fotografía, el dibujo, la escritura, es un camino hacia el cine. Por eso me gusta tanto la ópera, porque es algo completamente distinto", comentó.

Aunque tiene dos proyectos cinematográficos entre manos, Saura no quiere adelantar nada, "porque hoy en día nunca se sabe si van a salir las cosas", pero, al margen del cine, se muestra ilusionado por la preparación de una exposición con la luz como temática para el Centro Cultural Oscar Niemeyer de Avilés (Asturias, norte de España).

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