Medio centenar de equipos gigantes de música, grupos carnavalescos con más de 300 miembros y un millón de asistentes cada año convierten a este carnaval en el más multitudinario de Europa.
Londres se adelanta a la fecha oficial que marca el final del verano para celebrar que acaba la época estival aprovechando los últimos coletazos de sol que permiten disfrutar de la ciudad al aire libre y lucir tipo sin demasiada ropa.
Lentejuelas, plumas y purpurina son los materiales básicos para la confección de los diseños, en los que a veces se emplea todo el año y que lucen los asistentes durante los dos días que dura el carnaval.
Creado en 1964 por los inmigrantes afrocaribeños residentes en Londres como respuesta a una oleada de incidentes racistas que sacudieron la ciudad en aquella época, este pasacalles reivindicativo se ha consolidado como uno de los grandes atractivos del conocido barrio de Notting Hill junto al mercadillo de Portobello Road.
Con un primera jornada, el domingo, dedicada a los niños, esta mascarada vive hoy, último lunes de agosto, festivo en Inglaterra, su día grande con casi 10 horas ininterrumpidas de pasacalles.
El grupo carnavalesco Arawak, entre los más multitudinarios con más de 300 participantes, es uno de los protagonistas de la jornada y celebra su décimo carnaval bajo el lema "10 maneras" de divertirse, de saltar y, en definitiva "de disfrutar del carnaval".
Camiones con grandes altavoces, carros para portar tambores o, más sencillo aún, silbatos, crean una atmósfera festiva a ritmo de calipso, soca (fusión de soul y calipso), reggae y samba, en la que no importan la raza, la edad ni el clima, sólo divertirse.
Para reponer fuerzas, improvisados puestos de comida caribeña, china, italiana y el tradicional fish and chips británico salpican el recorrido de los grupos carnavalescos y ejemplifican la diversidad cultural de Londres.
Los problemas de seguridad vienen empañando el carnaval en los últimos años: solo en 2009 más de 200 personas fueron detenidas por desórdenes públicos y posesión de drogas y, en vísperas al día grande de esta edición, ya se habían realizado un centenar de detenciones por posesión de armas.
Para adelantarse a eventuales problemas de seguridad, la ciudad ha invertido 6 millones de libras (unos 7,2 millones de euros) en esta edición.
Los vecinos de este acomodado barrio al oeste de Londres aceptan con actitud desigual la invasión temporal que supone la llegada a la zona de miles de personas durante el fin de semana, pero acaban convirtiéndose en parte esencial del ambiente de este día.
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