jueves, 13 de enero de 2011

La Ley Antisobaco

Desde el pasado 2 de enero, en España no pasa otra cosa que la Ley Antitabaco. Las rebeliones de los hosteleros contra la norma que impide fumar en los establecimientos públicos de toda España copan los medios de comunicación. Los debates en los que presumibles "expertos", condicionados por su categoría de fumadores o no fumadores, se suceden a diario.

El histórico esquema de las dos Españas se repite, en esta ocasión, entre los que están a favor y los que están en contra. Es tal la psicosis mediática impuesta por la ley, que ni espacio queda para los tradicionales reportajes sobre las rebajas y la cuesta de enero, ¡con la que está cayendo! La reforma de las pensiones, las negociaciones para sacar adelante la Ley Sinde, el rebote de la Bolsa después de disiparse los temores por la crisis de la deuda portuguesa... todo parece difuminarse tras esa cortina de humo que lo distorsiona todo que es la Ley Antitabaco.


La Ley Antitabaco está aprobada y en marcha. Señores, háganse a la idea: las colillas no se volverán a mezclar en el suelo de los bares con servilletas de papeles, pipos de aceitunas y palillos chuperreteados. Entiendo el enfado de los hosteleros, que tuvieron que realizar -y pagar- la serie de reformas y remodelaciones que preveía la primera versión de la norma allá por 2006. Pero ahora ni las huchas en sus locales para hacer frente a eventuales multas por dejar fumar a sus clientes, ni las amenazas de despido conseguirán que el Gobierno recule.

Como siempre en estos casos, no son ni los expertos, ni las partes interesadas de forma directa en el asunto, ni los medios de comunicación los que logran hacer el análisis más acertado, sino que es el imaginario colectivo el que a través de Facebook (los tiempos mandan) ha decidido pasar página, asumir que esto son lentejas y poner al mal tiempo algo de buen humor: la Ley Antitabaco pide a gritos una Ley Antisobaco.

El asunto ya huele. El debate está muerto. Da igual que fabulen locales mitad club de fumadores mitad bar de copas. El que quiera fumar y beber se tendrá que quedar en su casa. Pero no nos engañemos: somos españoles, gente sociable, gente de bar. Antes de que se arruine el primer hostelero, todos los fumadores enfurruscados estarán de vuelta en la barra de su bar de cabecera tan campantes como de costumbre. Así que déjennos en paz a los que estamos encantados con no arriesgarnos a desarrollar un cáncer de pulmón cada vez que vamos a tomar una caña y sálganse a la calle con sus malos humos.

3 comentarios:

Manu dijo...

Totalmente de acuerdo, Carmen! Sólo es cuestión de que la sociedad se acostumbre, como ya ocurrió en otros países ;)

Leni dijo...

Anda que no tenemos preocupaciones los españoles, para seguir dando vueltas a un asunto que quita vidas, consume dinero y que encima ya es ley. Ahora, las servilletas, palillos y pipos de aceitunas seguirán en el suelo, ¿no?

Gyoni dijo...

Esta norma más que una ley parece un autentico tratado de hipocresía. El denominarla ley antitabaco supone un eufemismo puesto que no va contra el tabaco sino contra sus usuarios –fumadores-, ya que a día de hoy la producción, venta y consumo del mismo es legal.
Lo que crea bastante inquietud es el por qué se permite fumar a los moradores de determinados lugares (establecimientos penitenciarios, psiquiátricos y en residencias de mayores o discapacitados), ¿qué se esconde detrás de esas excepciones?

Ahora mismo, en el blog de Gyoni: Malos Humos