La pequeña ciudad inglesa que vio nacer a William  Shakespeare en 1564 reabre, tras una profunda transformación, un  complejo teatral dedicado al dramaturgo para acercar obras tan  universales como Macbeth o Romeo y Julieta al público del siglo XXI.
Reunidos en un mismo edificio, los teatros Royal Shakespeare y Swan, de Stratford-upon-Avon, se han abierto hoy a un público impaciente por ver los frutos de una reforma que ha costado tres años y un presupuesto de 112,8 millones de libras (unos 177 millones de dólares).
La acústica del edificio se ha cuidado tanto que incluso los susurros  de los actores en las escenas más íntimas podrán escucharse desde  cualquiera de las 1.050 butacas del complejo.
Se han eliminado 350 asientos para reducir el número de localidades  con poca visibilidad, el escenario ha sido completamente renovado,  aunque manteniendo su personalidad isabelina como seña de identidad del  auditorio, y los espacios de acceso a las salas han adoptado un diseño  diáfano para que el público disfrute al tiempo del paisaje que rodea al  edificio.
Los dos teatros, que tienen todo a su favor para convertirse en los  mejores escenarios del mundo para acoger las obras del más famoso  dramaturgo de todos los tiempos, tienen como aliado el propio entorno de  Stratford, al que se le ha dado un papel protagonista en el diseño del  nuevo complejo, construido sobre las ruinas del anterior escenario, de  1932.
Vista del edificio en del entorno natural de Stratford. RSC.
A orillas del río Avon, con la Holy Trinity Church -la iglesia en la  que está enterrado Shakespeare- visible prácticamente desde todas las  partes del edificio, el idilio con Stratford se completa con la torre de  8 plantas y 36 metros de altura que permite divisar desde su cima la  casa donde nació el dramaturgo, la escuela que frecuentó y el que fue su  hogar.
Esta nueva casa de la Royal Shakespeare Company (RSC), erigida en el  lugar que desde 1769 ha acogido distintas salas dedicadas al autor de Hamlet, ha sido construida tras la demolición, hace tres años, del  anterior edificio, menos funcional, pero con emblemáticos elementos art  nouveau.
Varias ornamentaciones se han mantenido, como la puerta de entrada de  bronce y aluminio o la ventanilla de venta de entradas, ahora ubicada en  el pasillo principal de la planta baja.
El director artístico de la RSC, Michael Boyd, explicó en la  presentación que "el objetivo" era conseguir que "obras de teatro que ya  tienen cuatro siglos, sigan llegando al público durante los próximos  100 años".
El nuevo teatro añaden intimidad a las representaciones, fomentan la  cercanía ente actores y público y democratizan el arte con espacios  comunes compartidos por todos los espectadores, como restaurantes y  pequeños espacios para acoger exposiciones.
De esta manera se ha conseguido que el coliseo dedicado a Shakespeare  se convierta además en un lugar de encuentro para acercarse a la figura  del famoso dramaturgo.
Shakespeare está presente en todo el edificio en forma de pequeños  guiños al público como proyecciones de algunas de sus citas más  inmortales: "Ser, o no ser. Ésa es la cuestión", o una silla que invita a  reposar sobre ella pero que "protesta" cuando algún incauto se sienta  al grito de algunos de los insultos más divertidos y curiosos de las  obras del autor.
A partir de hoy y hasta el 3 de abril, el público podrá visitar las  nuevas instalaciones, pero no será hasta el próximo febrero cuando el  nuevo teatro estrene su escenario con El Rey Lear, pistoletazo de  salida de las celebraciones del 50 aniversario de la compañía, que se  celebrará con una nueva producción de Macbeth, dirigida por Boyd.

 


No hay comentarios:
Publicar un comentario