martes, 20 de marzo de 2012

Las tecnologías redecoran el hogar con muebles livianos y espacios despejados

Muebles más livianos para pantallas más finas, elementos naturales para mitigar tanta funcionalidad tecnológica y espacios despejados para disfrutar en familia del ocio digital son claves en el rediseño de los hogares para adaptarse a la progresiva invasión tecnológica.

Los televisores de tubo, que exigían un amplio espacio, han dado paso a pequeñas pantallas que hasta se pueden colgar en la pared; la nueva generación de videoconsolas invitan a moverse y desplazarse para jugar y la acumulación de reproductores de todo tipo, generan una acumulación de cables que piden a gritos una solución estética.

La interiorista Lisa Roberts ha explicado a que la televisión se ha convertido "en el centro de la vida" familiar, lo que hace que "el cuarto de estar pase a ser un salón social en el que se usan muebles más cómodos, como sofás de tipo 'chaise long', y desaparece la mesita central de café para dejar un espacio donde disfrutar de los sistemas de juego que reconocen el movimiento".

Para Roberts, tener en el salón una gran pantalla de televisión ya no es sinónimo de mal gusto porque "las macizas monstruosidades" que presidieron durante décadas los salones, poco a poco van dando paso a pantallas más ligeras.

Pero no necesariamente más pequeñas porque "cuanto mayor sea la pantalla, más gente querrá visitar tu casa" para disfrutar de una sesión de cine o de juegos.

Las firmas tecnológicas son conscientes de que los hogares son cada vez más pequeños y a veces no cuentan con espacio suficiente para grandes pantallas, una situación que Sony ha abordado en colaboración con expertos en diseño de interiores como Roberts.
Lisa Roberts calcula el tamaño idóneo de televisor para un salón. SONY.

El resultado es una herramienta de realidad virtual que permite "visualizar" los distintos formatos de pantalla en el lugar en el que van a estar antes de decidir la compra o la posición definitiva de la televisión.

Colocada en su sitio la tele, hay que abordar el problema de los cables. Dobles panelados tras los muebles para esconderlos, la posibilidad de integrar el cableado de elementos como los altavoces dentro de la pared y el uso del wifi son algunas de las propuestas de Roberts para no romper con la estética del entorno.

Aunque no cree que libros y discos vayan a desaparecer de las estanterías porque "las personas tenemos una naturaleza nostálgica, nos gusta tener nuestras pertenencias a la vista", considera que, "como ha ocurrido como la música", que se han reducido el número de copias, habrá que ver qué pasa con los libros editados en papel.

"No creo que la cada vez mayor presencia de dispositivos tecnológicos en el hogar vaya a significar la desaparición de los elementos decorativos y los objetos personales: simplemente hay que repensar su ubicación ahora que no podemos ponerlos sobre la tele", comenta.

Roberts comparte la opinión de que lo práctico no está reñido con lo decorativo con Cristina Bosch, responsable de proyectos del departamento de decoración de IKEA en España, quien cree que la alta presencia de elementos tecnológicos en el hogar lleva aparejada "una vuelta a la naturaleza: necesitamos elementos orgánicos, plantas, para suavizar la decoración".

Los diseñadores de muebles tienen que actuar "muy rápido para adaptarse a las necesidades que se van generando, como la problemática de los cables" lo que lleva a adaptar diseños como el de los muebles del salón "que ahora son más livianos y estructurales y no necesitan tanta altura", explica Bosch.

Lo que permanece inalterable, según Bosch, es la "parte romántica del mobiliario", porque los muebles, y lo que hay en ellos, "dicen mucho de nosotros".

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